Que tu voz crítica no se robe el show
Y algunos consejos de cómo no darle más espacio del que merece
La Travesía de hoy viene gracias a Lore Carrasco, coach y cofundadora de Ñustas, que pronto nos acompañará en un evento abierto en Laboratoria
¿Qué fue lo primero que pensaste al abrir los ojos hoy?
- Uff, qué cansancio
- Otro día más...
¿O cualquier otra alternativa? Detente un minuto a pensarlo antes de continuar.
¿Cómo era esa vocecita?
Quejosa y cansada,
Criticona y estresante,
O curiosa y emocionada…
Trata de capturar su tono y luego sigue leyendo.
La mayoría de nosotras nos despertamos escuchando una voz crítica - la que nos relata todos los pendientes y nos hace sentir que ya estamos tarde, apenas al comenzar el día. Y aunque algunos dirán que esta forma de pensar nos ayuda a lograr objetivos con alta destreza y calidad, hoy te invito a preguntarte: ¿a qué costo?
Sentir que vas por detrás, que todavía te falta más educación, más experiencia o más tiempo para ir por ese reto u objetivo profesional que tanto anhelas, no es más que una creencia limitante. Pero la tomamos como una verdad fáctica y su impacto es profundo porque nos deja jugando pequeñito, congelando la acción por el miedo al fracaso, el rechazo o la crítica.
Lo cierto es que esto no tiene nada que ver contigo - no hay nada malo o defectuoso en ti. La voz de la duda interior y la crítica es un instinto primal y profundo. Un recurso de nuestro cerebro para mantenernos a salvo de cualquier amenaza. Por eso siempre decimos en Ñustas que la meta no es que desaparezca, sino que no se robe el show completo.
Mi voz crítica a máximo volumen
Ya son casi 10 años desde que dejé mi querido Perú y senté las bases de una carrera global. Todo comenzó con una maestría en Psicología Organizacional en la London School of Economics. Yo venía de haber sido primer puesto en el colegio y en la universidad, de haber hecho una carrera ascendente en Recursos Humanos en Perú, de tener una red y una reputación profesional. De un día al otro pasé de eso a “comenzar de cero” en un nuevo país y en un idioma diferente al mío.
Recuerdo los primeros días de clase, rodeada de mentes y profesores reconocidos, con ideas y ganas de participar en la discusión pero paralizada porque, para el momento en el que terminaba de pensar en la pregunta perfecta y traducirla en mi cabeza, ya el grupo se había movido a otro tema. Uff, mi voz crítica estuvo a máximo volumen:
Aquí todos son más inteligentes que tú.
Tu inglés no es tan bueno.
Aquí no eres nadie, Lorena.
En ese momento tuve que elegir: o le hago caso a esa voz crítica y me quedo en silencio en cada clase, o decido tomar dirección de esta oportunidad que tanto valoro y me importa. Me fui por el segundo camino: abracé a la Lore curiosa y aprendiz, y me lancé a la piscina.
Ahí estaba yo, levantando mi mano con mi inglés imperfecto pero compartiendo mis preguntas y teniendo las conversaciones más fascinantes con mis colegas y profesores. Ahí me aventuré a ser mentora de estudiantes de secundaria en Londres, ayudándolos a explorar sus talentos y opciones de carrera, a pesar de ser un mercado distinto a lo que yo conocía. Postulé a trabajos en Europa cuando mi única experiencia había sido en Latinoamérica. Recibí varios NOs antes de que llegará el SÍ que me llevó a incursionar en el fascinante sector de consultoría. La Lore de entonces no imaginaba que todo eso la preparaba para lo que vendría.
Mi vida ha dado varias vueltas desde el 2015. Mi familia y yo nos hemos mudado 3 veces de país y desde hace 7 años vivimos en Asia, en culturas muy distintas a todo lo que conocíamos. Emprendí Ñustas, fui mamá y volví a repensar mi carrera para que fuera 100% portable y flexible, como la vida que quería construir con mi familia. En cada una de estas transiciones la voz crítica estuvo ahí, a todo volumen. Pero no como señal de que no era el camino o el tiempo correcto, sino como muestra de que ese salto, esa decisión, realmente me importaba.
Ya ves a dónde voy con esto. La confianza y los logros no vinieron cuando las creencias limitantes desaparecieron. Vinieron cuando me animé a tomar acción- no a pesar del miedo, sino con miedo.
Hagamos una práctica
Tengo la dicha de tener en casa a una pequeña de 3 años con sus preguntas curiosas y revolucionarias. Olivia me invita a diario a volver al presente y mirar todo con ojos de principiante. Escuchándola me pregunto, ¿en qué momento cambiamos ese mindset por el playlist de la crítica saboteadora? Algunos dicen que es el sistema educativo, otros que estas voces vienen de figuras de autoridad. Sea cual sea tu historia, recuerda que hoy tú puedes elegir qué canción suena en tu mente.
Así que te invito a hacer una pequeña práctica conmigo, para bajarle el volumen al miedo y a la duda, conectando con tu niña interior. ¿Lista?
Busca una foto de tuya de pequeña y mirándola, pregúntale:
¿Qué es lo que más te emociona o te da curiosidad hoy?
Cuéntale qué te preocupa y pregúntale: ¿Cómo sería mirar este desafío como un experimento o juego?
Y finalmente, anímate a diseñar una pequeña acción con ella: ¿Qué pequeño paso atrevido o divertido puedo dar hoy solo para probar, no para hacerlo perfecto?
Cambiar la narrativa de nuestro diálogo interior requiere coraje, mucha compasión y paciencia. Y se hace más llevadero y rico hacerlo acompañadas y en comunidad. Nos vemos la próxima semana y hasta entonces, que tu niña guíe tus pasos y le regale una perspectiva curiosa a tus días.
Con cariño,
Lore
Las esperamos con mucha ilusión en este espacio de encuentro el próximo martes 21 entre las comunidades de Laboratoria y Ñustas.
Me encantó, realmente me hizo recordar a mi yo pequeña y super soñadora. Me quedo con probar algo nuevo no con la finalidad de hacerlo perfecto, si no por atreverme a intentarlo.